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Cómo enamorarse de un robot

Según un especialista japonés, no falta mucho tiempo para que la raza humana se sienta atraída amorosamente por las máquinas. Los robots creados recientemente imitan la apariencia humana. El siguiente paso es dotarlos de emociones


Amor de robot


El investigador
y experto en inteligencia artificial, el japonés Hiroshi Ishiguro ha creado unos robots con apariencia humana llamados Geminoids. Estas
máquinas pueden interactuar y relacionarse con las personas sin dificultades
aunque todavía carecen de emociones.


El científico asegura que cuando logre
reproducir las sensaciones que caracterizan a la raza humana, legará el momento
en que las personas se enamorarán de los androides.


Características de estos robots:


Se relacionan sentados y solamente mueven la cabeza, los ojos y la boca. Esto
limita la expresividad y hace que se distingan de los humanos. Su equipo de
trabajo ya se encuentra trabajando en la posibilidad de otorgarle sentimientos a
los androides, lo cual no es nada sencillo ya que hay varios factores que
influyen.


“Nuestro próximo paso es intentar representar las emociones, la
conciencia de los humanos, algo que no se define solamente con determinadas
habilidades o cálculos y que es muy difícil de imitar”, explica el científico
nipón. El costo de cada robot es de un millón de euros.


Más allá de
discrepancias éticas
y morales, Ishiguro asegura que la presencia de
robots en la sociedad será algo inevitable que tarde o temprano sucederá y que
habrá que ir haciéndose a la idea.


Hasta el momento el especialista ha creado dos androides, uno es copia fiel del
propio científico denominado Geminoid H1-2 y la reproducción de una mujer
llamada Geminoid F. El especialista afirma que los robots podrán colaborar en
las tareas domésticas y también podrán mantener conversaciones agradables.


La intención de esta iniciativa es la de acercar otra visión de los robots ya
que en general se los asocia con cuestiones negativas, investigaciones y
proyectos militares.


Sin embargo, el científico japonés aspira a demostrar que
los androides pueden convivir perfectamente con los seres humanos en sus vidas
cotidianas, serles de utilidad y convertirse en vínculos afectivos.


El auge del robot ha llegado a incorporarse a escenarios como restaurantes. Tal
es el caso de China en donde una docena de androides son los camareros estrellas
de un comercio de Shandong.


Se encargan de servir los platos, cantan y también
bailan. En Corea del Sur varios androides dotados con cámaras vigilan fronteras.
La gran variedad de robots japoneses incluyen recepcionistas, modelos que
desfilan y periodistas capaces de hacer entrevistas, redactar crónicas y hacer
fotografías.


Hasta el momento no son capaces de reemplazar a los humanos y tampoco pueden
desarrollar tareas de alta complejidad, pero es indudable que ya falta menos
para que puedan conseguir dar el gran salto y llevar a cabo hazañas que hasta el
momento parecían insospechadas.