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Evita que tu hijo comience a fumar

No deposites en el Estado o la televisión el cuidado de la salud de tus hijos adolescentes. Tú eres quien debe enviar claras señales antitabaco a tus hijos. Ahora sabrás cómo…

El tabaquismo, un miedo que invade a todos los padres cuando sus hijos llegan a la etapa de la adolescencia. ¿Cómo evitar que comiencen a fumar cuando pasan tanto tiempo con sus amigos fuera de tu control? Y, aún si pudieras controlarlo, ¿qué harías si igual tu hijo quiere fumar? Pues debes saber que tienes un papel protagónico en esta lucha. 

¿Qué hay de la influencia de los padres? Mientras que las últimas encuestas obvian el tema de la influencia paterna, los activistas antitabaco insisten en que lo que las madres y los padres dicen (o no dicen) puede tener un efecto enorme sobre los adolescentes.

En otras palabras, los padres no deben quedarse tranquilos con la tasa decreciente del número de fumadores ni pensar que las campañas de televisión tendrán más influencia que la que ellos tienen. 

Varias encuestas, llevadas a cabo por diferentes gobiernos, coinciden en que existen diferencias raciales y étnicas significativas en cuanto a la forma en que los padres actúan frente al tabaquismo. Los investigadores señalan que los padres de origen hispano, aunque sean fumadores, son menos propensos a permitir que sus hijos fumen en la casa.

Las reglas parecen tener un efecto que desalienta el consumo de tabaco, no sólo dentro del ámbito del hogar, sino fuera, dado que existen tasas de tabaquismo menores en los adolescentes hispanos que en otros grupos étnicos. 

Elisabeth es una madre que estableció una prohibición al tabaco en su casa. Su hija adolescente la ha confrontado varias veces al respecto. 

“Ella conoce las consecuencias”, dice Elisabeth. Sin embargo, la joven no quiere abandonar el hábito, postulando que se sentiría más motivada para hacerlo si las penas fueran más severas.

“Yo creo que si hubiese sido regañada cada vez que me hubiesen encontrado fumando o si me hubiesen quitado el teléfono sistemáticamente, como penitencia, se me hubiese hecho más difícil continuar fumando”, explica la hija de Elisabeth.      

¿Qué deben y qué no deben hacer los padres? 

  • Tomar la adicción a la nicotina como un asunto serio. Muchas veces los padres minimizan la adicción al tabaco y creen que sus hijos se encuentran experimentando. Sin embargo, es vital entender la importancia de intervenir antes de que el adolescente se convierta en un adicto. Por otra parte, hay estudios demuestran que los cigarrillos pueden ser una puerta de entrada hacia otro tipo de adicciones, como las drogas y el alcohol. 
     
  • No asumas que los adolescentes conocen los riesgos. Aunque las últimas encuestas señalan que las tasas de tabaquismo en adolescentes están descendiendo, es preciso señalar que todavía muy lejos se está de ganar la batalla. Tal es así, que un estudio demuestra que el 43% de los menores de 15 años no conocen los riesgos asociados al tabaquismo. 
     
  • No hables (inmediatamente) sobre las consecuencias y el costo para la salud. Los adolescentes tienden a creer que nunca morirán en un accidente automovilístico o que el embarazo es cosa de otros. Por lo tanto, puede ser una pérdida de tiempo hablar de las cosas que ocurrirán en algún día, como por ejemplo, morir de cáncer de pulmón a causa del tabaco. En cambio, los especialistas recomiendan concentrarse en las consecuencias al corto plazo y los efectos económicos: “Cada vez tienes más dolores de garganta por el cigarrillo”. “Si quieres seguir en los primeros puestos del maratón del pueblo, deberías pensar en abandonar…” “Tus dientes comienzan a ponerse amarillos”. O concéntrate en el dinero que están gastando: “¡Podrías estar pagando tu propio auto si no gastaras tanto dinero en cigarrillos!”. 
     
  • No subestimes tu propia influencia. Recuerda que eres un espejo para tus hijos adolescentes, aunque no te lo demuestren. Si eres fumador, hazle saber a tu hijo que sufres de una peligrosa adicción, y que haces lo posible por salir de ella. No permitas que se sienta indiferente ante tu hábito suicida. 
     
  • Habla con el médico de cabecera, con el entrenador deportivo y con el consejero de tus hijos. Mientras más adultos protectores sepan que tu hijo fuma, mejor. Debes merodear a tu hijo y ofrecerle una opción constante para que cese el hábito. No tienen nada de malo decirle a su entrenador de fútbol: “Mi hijo jugará en su equipo en la próxima la temporada, y quería que sepa que comenzó a fumar un par de meses atrás”. 
     
  • No hagas de los cigarrillos una fruta prohibida. Las reglas antitabaco están bien, pero sólo si se basan en los peligros asociados al cigarrillo. “Estas son mis reglas y las debes cumplir”, puedes decir. Hazle saber que admiras su actitud de respetar tu decisión de no fumar en casa. 

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