El
13 de octubre de 1981 fallecía Antonio Berni en Buenos Aires, a los 76 años de
edad. En el vigésimo aniversario de su
fallecimiento, el Centro Cultural
Borges le rinde homenaje con una
importantísima selección de sus
trabajos realizados durante los años 1964-1971.

Se
trata de veinte de sus monstruos, construcciones polimatéricas de singular impacto
tanto por su tamaño como por la alusión a lo innombrable, a un mundo secreto
de pesadillas y de amenazas.

Algunos
monstruos, hechos en París, serán
vistos por primera vez por el público argentino, mientras que los restantes
tuvieron escasa posibilidad de ser mostrados dada la dificultad de su traslado,
pues se trata de piezas de gran tamaño y efímeras, realizadas con materiales
descartables.

Hoy,
gracias a la colaboración de los hijos de Berni, Lili y José Antonio, sumada
al esfuerzo del Centro Cultural Borges, las piezas pudieron ser restauradas para
ser exhibidas y apreciadas como un conjunto.

Berni
comenzó la construcción de sus prodigiosos monstruos en 1964,
en un intento por plantar en el espacio, y dar mayor visibilidad, a aspectos
terroríficos del mundo actual. Ellos fueron incluidos en la muestra
retrospectiva que organizó por el Instituto Di Tella en 1965, en la que se
incluyeron, además, pinturas, dibujos y grabados del período 1922-1965.

Los
visitantes pudieron entonces sorprenderse con un conjunto de piezas agrupadas en
dos series: “Los monstruos del infierno se disputan a Ramona” y “Monstruos cósmicos”.
A la primera de las series pertenece La voracidad y La hipocresía.
Vemos allí el cuerpo de
Ramona, dividido en dos y a punto de ser devorado.

En
la segunda serie se destaca El gusano
triunfador ––de más de cinco metros de largo––
El pájaro amenazador y La sordidez
(recientemente expuesta en la muestra Versiones del Sur, organizada por el
Centro Reina Sofía de Madrid). Todas
estas piezas podrán ser vistas en esta ocasión.

Si
bien la categoría de lo monstruoso está presente en varios momentos de la obra
de Berni ––desde la temprana etapa surrealista hasta la última en que
refleja la voracidad consumista pasando por la saga de Juanito Laguna y Ramona
Montiel––los monstruos polimatéricos se presentan como un momento singular
de su producción. Cuando Berni comienza a construirlos, las figuras emblemáticas
de Juanito Laguna y de Ramona Montiel ya estaban definidas.

Pero
es alrededor de Ramona ––de su conciencia culpable–– que ellos comienzan
a poblar su imaginario. Él mismo explica: “En
la soledad desamparada de la habitación, la conciencia culpable de Ramona
fabrica monstruos alucinatorios y tenebrosos y en las madrugadas sus sueños se
pueblan de pesadillas”.

No
obstante, no todos los monstruos se
conectan con el mundo de Ramona. Algunos forman parte de narraciones paralelas,
centradas en el tema de la guerra, la destrucción y la omnipresencia de la muerte y, en términos generales, la eterna oposición
del bien y del mal.

De
todo esto habla la ambientación La
masacre de los inocentes (1971) presentada en el Museo de Arte Moderno de la
Cuidad de París. Un conjunto de “robots” que rodeaban a los “inocentes”
será incluido en esta oportunidad.

Curada
por la crítica de arte e investigadora Elena
Oliveras.

La
muestra se extenderá hasta
fin de diciembre de 2001.