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Conceptos básicos que debe saber todo inversionista exitoso

Antes de aventurarte en el mundo de las inversiones, es preciso conocer los conceptos básicos y comprender su aplicación práctica. Aquí van los esenciales, esos que, muchas veces, son invisibles a los ojos…

Hace poco, un amigo te dijo que la única forma de hacer plata de verdad era con las inversiones en la bolsa. En cierta forma, y dependiendo de tu situación, esto podría ser así. Ahora que te dispones a entrar a este nuevo y fascinante mundo, enplenitud se propone ayudarte a entender su lenguaje y sus conceptos. Allí vamos.  

El proceso de inversión 

¿Qué es invertir? Cada vez que inviertes, estás poniendo algo tuyo en otra cosa, con el objetivo de conseguir algo más grande. Tú puedes invertir tus fines de semana en una buena causa, tú puedes invertir tu inteligencia en tu trabajo, o tú puedes invertir tu tiempo en una relación.  

Al igual que haces cada una estas cosas con la expectativa de que algo bueno suceda, cuando inviertes tus ahorros en acciones, bonos, o fondos mutuos, lo haces porque esperas que su valor se incremente con el tiempo. 

Invertir dinero es poner ese recurso en alguna clase de “ títulos valores” –un término de moda para todo aquello que está “respaldado” por algún tipo de activo-. Acciones, bonos, fondos mutuos, certificados de depósito; todos estos son formas de títulos valores.  

Como ocurre en cualquier aspecto de la vida, existen distintos abordajes hacia la inversión. Algunos de éstos, tal vez los hayas visto en la televisión de trasnoche. Un hombre joven, bien vestido, y exageradamente positivo –y, de algún modo, un poco ñoño-, se sienta plácidamente agitando las palmas de las manos y sacudiendo su cabeza, mientras asegura que amasar una fortuna en pocos minutos es increíblemente fácil.  

Eso suena bien. Sin embargo, un cerebro con capacidad de reflexión se preguntará: “Si fuera tan fácil, ¿no seríamos ricos todos los que estamos mirando este programa?” Casualmente, los espectadores siempre deben enviar dinero para aprender estos secretos.  

Entonces, la sugerencia es que tomes los $25 dólares que ibas a gastar en el famoso libro “Cómo ser billonario en sólo una semana”, y los $500 que hubieses gastado en el seminario dictado por el afamado autor, y los inviertas en ti mismo. Eso sí, primero debes aprender estos conceptos básicos. 

Valor en el tiempo del dinero 

¿Un dólar siempre va a valer un dólar? Ok, eres un zorro astuto. Nos has descubierto, ¡se trataba de una pregunta tramposa! Y tú la adivinaste. Un dólar no siempre va a valer un dólar. A veces, un dólar sólo costará 80 centavos, y otras veces valdrá $1.20, y nosotros te daremos nuestros $0.80 en una operación justa. ¿Tenemos un trato?  

Pensemos sobre esto. ¿Cómo puede ser? El valor de un dólar cambia drásticamente según cuándo tomes el control del dólar y cómo lo inviertas. La variable crítica en el valor exacto de un dólar es el tiempo.     

Si alguien te debiera un dólar, ¿querrías que te lo pague hoy o el año que viene? (¡Sí, otra pregunta engañosa! La respuesta es “Hoy”). Con la inflación destruyendo constantemente el poder de compra del dólar, dentro de un año el valor de éste será ligeramente inferior al de hoy.  

La inflación es un término económico usado para describir la tendencia gradual a aumentar que tienen los precios a través del tiempo. Si la inflación es de 2% anual, entonces, en promedio, los precios aumentarán un 2% el año que viene, lo que significa que tu dólar tendrá un valor de compra 2 centavos menor al actual. Es decir –para todos los matemáticos-, que con una inflación del 2%, tu dólar de hoy valdrá 98 centavos en un año. 

En cambio, si tuvieras tu dólar de vuelta hoy, podrías invertirlo. Si lo has invertido (esperemos que con algunos cuantos de sus primos mayores) en el mercado de acciones, y tu inversión rindió un 10% a lo largo del curso del año (cifra que es, en cierta forma, menor a lo que el promedio histórico que el mercado suele devolver), entonces tendrás $1,10 al final del año. Por lo tanto, en lugar de encogerse, tu dinero estará creciendo, y tú estarás evitando los efectos negativos de la inflación. 

El milagro de la capitalización 

A decir verdad, si dejas este dólar invertido, su valor se expandirá en el tiempo gracias al milagro de la capitalización. A medida que obtienes ingresos de tus inversiones, éstos, a su vez, comenzarán a generar más retornos, permitiéndote transformar un patético dólar en cientos de dólares, si los inviertes el tiempo suficiente. 

Mientras mayor sea la cantidad de dinero que ahorres e inviertas hoy, mayor será la cantidad que tendrás en el futuro. La riqueza verdadera, la principal protagonista de nuestros sueños, es en realidad creada casi mágicamente por los principios más convencionales y frecuentes: paciencia, tiempo, y el poder de la capitalización.  

Supongamos que apartaras $20 a la semana y los pusieras en un fondo índice, al cabo de 40 años, asumiendo un retorno modesto del 12%, tendrás una verdadera fortuna. En pocas palabras, habrás ganado la lotería –por $20 por semana, o un total de $40.800-. 

Retornos reales 

La capitalización es tan milagrosa que incluso con una tasa de retorno relativamente baja puedes duplicar y triplicar tu dinero, desde ya, sobre la base de largos períodos de tiempo. Cuando alguien presume de duplicar su dinero en 10 años, por ejemplo, no deberías sólo sonreír y asentir pensando –y envidiando- lo bien que hizo. Sólo necesitas un retorno del 7,1% anual para duplicar tu dinero en 10 años.

Si Standard and Poors, un barómetro del mercado de acciones ampliamente usado en la actualidad, señala que el retorno ha ascendido al 10,6%, entonces aquel pobre que sólo haya duplicado su dinero habrá tenido un rendimiento menor al del mercado. En vistas de incrementar tu riqueza, el truco es invertir de modo que se superen las expectativas del mercado. 

Ahora, digamos que tus inversiones ganaron un 10% el último año. ¿Cuánto dinero hiciste realmente? Bien, uno de los factores más importantes que los inversores suelen omitir a la hora de valorar los retornos de sus inversiones son las consecuencias de los impuestos.

Incluso si tienes una ganancia capital a largo plazo que está gravada al 20%, un retorno del 10% rápidamente se convierte en un 8%. Y para las ganancias a corto plazo, la tajada impositiva será aún mayor. A cualquier tasa, la pregunta de importancia que debes hacerte es: ¿Con cuánto terminaré en el bolsillo cuando finalice el día? 

Otro factor que afecta los retornos, como hemos mencionado antes, es la inflación. De modo que si tu inversión hizo, el último año, 10% después de impuestos y la inflación redujo tu poder de compra en un 2%, entonces habrás obtenido un rendimiento verdadero del 8%.

Todo lo que debes hacer es tomar tu retorno anualizado después de impuestos y restarle la tasa anual de inflación. ¿Cómo conocer el índice de inflación? Eso dependerá del país que habites. Generalmente, los gobiernos publican en índice de inflación mensualmente, o cada cuatro meses. Los periódicos y la Internet son las mejores fuentes de información a dicho fin. 

Inversión vs. Especulación 

A esta altura, debes estar recostado sobre el respaldo de tu silla pensando en tu hermanastro, que ganó una fortuna en opciones. O, tal vez, estés rememorando aquellas vacaciones en Nevada cuando un trimestre mágico arrojó 700 más con sólo tirar de la palanca de una máquina tragamonedas.

¿Por qué poner tu dinero en un vehículo de inversión lento y progresivo que sólo promete retornos de dos dígitos cuando puedes tener riquezas casi instantáneas? Con la capitalización, debes esperar pacientemente por años para que tus riquezas se acumulen. ¿Y qué si la quieres toda ahora? 

Garantizado. No hay nada estimulante en lo predecible. Seguramente, los rumores de tus cinco años por sobre la performance de Standard and Poors no harán una fiesta de tu vida. Sin embargo, tampoco lo harán los rumores sobre cómo perdiste tus ahorros en la especulación, y tus subsecuentes aventuras en el tribunal de la bancarrota.

Aunque, cabe decirlo, esto podría hacerlo para algunos parlanchines, especialmente dada nuestra afición por revelar la miseria de otros. Pero intentemos por el momento ignorar estas tristes características de la naturaleza humana. 

¿Cuáles son las probabilidades de ganar el gordo de la lotería? Bueno, esto depende de qué lotería, pero podría ser 1 en 7 millones, o 1 en 18 millones, o algo intermedio. Es decir, existen mayores posibilidades de morir por la bacteria que come carne –1 en un millón- que morir a raíz de un paro cardíaco ocasionado por ganar el gordo de la lotería. 

Existe gran cantidad de especuladores que hacen el admirable trabajo de perder su dinero en aparentes búsquedas legítimas. En realidad, las commodities y las opciones son, simplemente, tan riesgosas como un juego de dados en Las Vegas. De hecho, los inversores especulan cada vez que ponen su dinero en algún sitio que no comprenden bien. 

Esto, por supuesto, puede ser cierto para acciones tanto como commodities y opciones. Dicen que han escuchado a la niñera del dentista de tu mejor amigo hablando sobre una empresa llamada “Huge Fruit”, en un evento social. “Esta empresa estará por las nubes en los próximos meses”, dijo ella en un susurro casi imperceptible.

Si llamas a tu agente a primera hora de la mañana siguiente para dar la orden de comprar 100 acciones, entonces habrás especulado. ¿Tú tienes idea de lo que “Huge Fruit hace? ¿Conoces a sus competidores más cercanos (Heavy Melón y Crazy Bananas)? ¿Cuáles fueron sus ganancias durante el último cuarto?

Estas son algunas preguntas que deberías hacerte sobre una compañía antes de apostar el dinero que con tanto sudor has ganado a un “Hot stock”. No hay nada demasiado “hot” o caliente en perder tu dinero porque no tomarte el tiempo de estudiar y comprender dónde estabas invirtiendo.  

Recuerda: cada dólar con el que especulas y pierdes es un dólar que ya no estará trabajando al servicio de la creación de tus riquezas a largo plazo. La especulación promete darte todo lo que quieres ahora, pero raramente cumple. La paciencia, al contrario, garantiza la concreción de estos objetivos al final del camino. 

Planificación y establecimiento de objetivos 

Invertir es como un largo viaje en auto. Es decir, hay que hacer muchos preparativos antes de lanzarse a la ruta. Entonces, antes de sentarte en la butaca y ajustarte el cinturón de seguridad, responde: 

  • ¿Qué extensión tiene el viaje? (¿Cuál es el “horizonte temporal” de tu inversión?)
  • ¿Qué debo empacar? (¿Qué tipo de inversiones harás?)
  • ¿Cuánta gasolina necesitarás? (¿Cuánto dinero será necesario para alcanzar tus objetivos?)
  • ¿Necesitarás hacer detenciones a lo largo del viaje? (¿Tienes necesidades financieras a corto plazo?)
  • ¿Cuánto tiempo planeas quedarte? (¿Necesitarás vivir de la inversión durante los próximos años?)  

Quedarte sin gasolina, parar frecuentemente para comer, y manejar sin dormir (prometemos que esta es la última parte de la analogía con los viajes) puede arruinar tu travesía. Lo mismo puede ocurrir si ahorras muy poco dinero, inviertes erróneamente, o, como dijimos anteriormente, te quedas sin hacer nada. 

Debes contestar las siguientes preguntas antes de establecer un esquema de ahorro e inversión exitoso: 

  • ¿Cuáles son tus objetivos? ¿Se trata de dinero para los años de retiro? ¿Un pago por adelantado para una casa? ¿La educación de tus hijos? ¿Una segunda casa? ¿Ingreso para vivir en los años dorados?
  • ¿Cuánto dinero puedes destinar a un plan regular de inversión?  

No te salgas del compromiso de contestar empleando respuestas vagas y confusas. Al final de cuentas, la inversión es un gran revuelto de números. Necesitas acostumbrarte a esto. Y será mejor que lo hagas rápidamente. De hecho, esto puede ser muy liberador.

Tú puedes prever exactamente lo que necesitas para llegar a tu meta, de modo que no encuentres sorpresas o malos tragos a lo largo del camino. A tal efecto, formúlate algunas preguntas puntuales más: 

  • ¿Cuánto costará la universidad cuando mis chicos comiencen a ir?
  • ¿De cuánto debe ser un ingreso razonable para los años de jubilación?  

No te preocupes. No es necesario que contestes todas las preguntas por tu cuenta. Hay calculadoras online interactivas que pueden ayudarte a medir tus necesidades monetarias futuras. Mientras más específico seas, más realistas y razonables serán tus objetivos. 

Una vez que tengas una idea de cuánto dinero necesitarás y cuánto tiempo te tomará acumularlo, puedes comenzar a pensar en los vehículos de inversión más apropiados para ti. 

El tiempo está de tu lado 

Para ayudarte a poner esto en contexto, echemos un vistazo a los rendimientos históricos de los distintos tipos de inversiones. Los bonos y las acciones son dos de las clases de activos que han sido usados por los inversores en el siglo pasado. Conociendo los retornos totales en cada uno de estos, y su volatilidad asociada, es crucial decidir dónde deberías poner tu dinero. 

Poner dinero en reservas en efectivo, letras del tesoro (EE.UU.), o en fondos del mercado monetario ha rendido históricamente en un 4,2%, según Global Financial Data. Mientras que esto puede parecer poco en la actualidad, es importante recordar que durante la mayor parte del siglo pasado, la inflación ha sido un factor inexistente, haciendo que un promedio del 4,2% fuera un retorno por demás atractivo hasta la década del 60.

Aunque es interesante señalar que las reservas en efectivo han superado el rendimiento de los bonos durante el siglo pasado, si pudiéramos volver a 1802, veríamos que las reservas en efectivo iban detrás de los bonos. Aún mayor era la diferencia a favor de los bonos en las décadas del 80 y 90. 

Los bonos gubernamentales a largo plazo han tenido un rendimiento aproximado del 4% anual desde 1900; sorprendentemente, éstos no son tan superiores a los bonos a corto plazo. La mejor década para los bonos, durante el siglo pasado, fue la de los 80s, cuando produjeron un retorno anual del 13,81%.

La peor fue la década del 50, registrando pérdidas en torno al –3,75%. Si hubieras invertido $1 en bonos a largo plazo en 1900, ahora tendrías unos $50. 

Las acciones, por su parte, también han sido benévolas con los inversores. En promedio, las acciones han arrojado dividendos del 9,8% anuales desde 1900 –bastante más que los bonos-. Sorprendentemente, el rango de los reintegros por las acciones no es mucho mayor al rango por los bonos, sobre el mismo período.

De acuerdo con Global Financial Data, el peor retorno en una década fue en los 30s, cuando las acciones cayeron 0,17% al año, incluyendo dividendos. Las mejores décadas han sido los 50s, cuando las acciones crecieron un 18,23% anual; los 80s, con las acciones presentando un crecimiento del 16,64% anual; y los 90s, período durante el cual las acciones se incrementaron en un 17,3% anual. Si hubieses invertido $1 en acciones en 1900, hoy tendrías más de $10.000. 

Perfiles de inversión 

Existen varios perfiles de inversores en función del riesgo que el inversor está dispuesto a asumir. Los factores que influyen en pertenecer a uno u otro perfil son: el horizonte temporal o plazo de inversión, la situación patrimonial, la preferencia por la liquidez, etcétera.  

Un inversor conservador se caracterizará por estrategias del estilo "comprar y mantener a largo plazo", y los cambios de la composición de la cartera vendrán siempre muy medidos. Tenderá a elegir activos con poco nivel de riesgo. La principal fuente de rentabilidad vendrá a través de dividendos, cupones e intereses, ya que sólo ocasionalmente se reajusta la distribución de la cartera.
 
Un inversor moderado es capaz de asumir más riesgo y podrá destinar una parte de la cartera a activos o mercados más arriesgados, siempre de forma equilibrada. No se descartan estrategias que incorporen productos derivados, que puedan realzar la rentabilidad.
 
El inversor agresivo destinará la mayor parte de su cartera a activos de riesgo alto (renta variable), y reservará una parte de la cartera a realizar operaciones en el corto plazo, buscando valores infra o sobrevalorados. En general, favorecerá una alta rotación de la cartera (número elevado de operaciones) y la incorporación de novedades en cuanto a productos y mercados.

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