Share on facebook
Share on twitter
Share on whatsapp

Fabricando un padre

En el mes en que se festeja el Día del Padre en la mayoría de los países, nuestros mejores deseos y este pequeño regalo para todos ellos:


En el
taller más extraño y sublime conocido, se reunieron los grandes arquitectos, los
afamados carpinteros y los mejores obreros celestiales, que debían fabricar al
padre perfecto:

– “Debe ser fuerte”,
comentó uno.

– “También debe ser dulce”,
comentó otro experto.

– “Debe tener firmeza y
mansedumbre, tiene que saber dar buenos consejos”

– “Debe ser justo en
momentos decisivos, alegre y comprensivo en los momentos tiernos”

¿Cómo es posible -interrogó
un obrero -poner tal cantidad de cosas en un solo cuerpo?

– “Es fácil”, contestó el
ingeniero -, “solo tenemos que crear un hombre con la fuerza del hierro y que
tenga corazón de caramelo”

Todos rieron ante la
ocurrencia y se escuchó una voz (era del Maestro, dueño del taller del cielo).

– “Veo que al fin comienzan
-comentó sonriendo-. No es fácil la tarea, es cierto, pero no es imposible si
ponen interés y amor en ello”.

Y tomando en sus manos un
puñado de tierra, comenzó a darle forma.

– ¿Tierra? -preguntó
sorprendido uno de los arquitectos -Pensé que los fabricaríamos de mármol o
marfil, o piedras preciosas!

– “Este material es
necesario para que sea humilde – le contesto el Maestro – Y extendiendo su mano
sacó de las estrellas oro y lo añadió a la mesa. “Esto es para que las pruebas
difíciles brille y se mantenga firme”.

Agregó a todo aquello,
amor, sabiduría, le dio forma, le sopló de su aliento y cobró vida, pero ……
faltaba algo, pues en su pecho le quedaba un hueco.

– “¿ Y qué pondrás ahí?,
preguntó uno de los obreros.

Y abriendo su propio pecho,
y ante los ojos asombrados de aquellos arquitectos, saco su corazón y le arrancó
un pedazo y lo puso en el centro de aquel gran hueco.

Dos lágrimas salieron de
sus ojos, mientras volvía a su lugar su corazón ensangrentado.

– “¿Por qué has hecho tal
cosa?” -le interrogó un ángel obrero -y aún sangrando, le contestó el Maestro:

– “Esto hará que me busque
en momentos de angustia, que sea justo y recto, que perdone y corrija con
paciencia, y sobre todo, que esté dispuesto aún al sacrificio por los suyos y
que dirija a sus hijos con su ejemplo, porque al final de su largo trabajo,
cuando haya terminado su tarea de padre allá en la tierra, regresará hasta mi.


Y
satisfecho por su buena labor, yo le daré un lugar aquí en mi reino. Le
extenderé mi mano, descansará en mi pecho y tendrá Vida Eterna.

Pues yo también soy Padre y
por él, por su bien, para otorgarle vida, arranqué del corazón un pedazo de amor
y lo puse en su pecho.

Para que a mi regrese, para
darle perdón, para mostrarle que aunque es duro ser padre, cuando extiendes tus
brazos y perdonas, la recompensa es vida, gozo y amor eterno”.

Enviado por Marco Antonio.
¡Muchas gracias!

Para
aprender
cómo expresar y controlar
tus
emociones
, inscríbete ahora en nuestro curso gratis
haciendo clic
aquí
.