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La lucha por la igualdad salarial

La lucha por lograr una igualdad salarial no es ninguna novedad. “Las mujeres han intentado que se las escuchara durante años, porque es ilógico que ejerciendo un mismo puesto laboral tengan que percibir un salario más bajo que un hombre que desempeña la misma tarea…”

María Ana Fernández es una arquitecta argentina de cuarenta y cinco años. “Hace casi veinte años que tengo una profesión y siempre mi sueldo fue inferior al de los hombres con los que trabajé.

Siempre me ha parecido una falta de respeto hasta que me cansé y empecé a pedir igualdad de condiciones a los socios del estudio en el que trabajaba.

No fue fácil, pero creo que también es importante que la mujer se haga valorar y que exija sus condiciones. Ahora tengo un estudio propio, pero me ha costado hacerme valer.

La presencia masculina es muy fuerte aún y hace algunos años no estaba bien visto si una mujer cobraba lo mismo que un hombre o más que él. Si ocurría eso se pensaba mal de la mujer.

Actualmente con la energía que tenemos nosotras, esa sensación no está presente. Ahora hasta podemos postularnos como presidentes de la Nación y se ve de manera normal que así sea”, expresa Fernández.

La mujer exitosa: no para todas…

Más allá de que este cambio que está en marcha sea favorable para las mujeres, no es una tendencia cotidiana.

Las mujeres de raza blanca ganan 78 por ciento de lo que se les remunera a los varones de la misma raza; las mujeres afroamericanas ganan 91 por ciento de lo que perciben los hombres afroamericanos; y las mujeres hispanas ganan 88 por ciento de lo que reciben los hombres hispanos”, comenta el especialista neozelandés.

Sin embargo, estas cifras son altamente positivas ya que años atrás la brecha era mucho mayor a favor de ellos.

En países como Brasil, Argentina o Chile, en 1990 los hombres ganaban hasta un cincuenta por ciento más que las mujeres de la misma profesión, hoy, la distancia se ha acortado y ellos ganan un veinte por ciento más”, comenta Rich.

La actitud masculina en cuanto a esta realidad es contradictoria. “Por un lado, se sienten aliviados de que haya otra entrada económica, pero desde el punto de vista cultural es algo difícil de sobrellevar.

Muchos hombres comentan que se sienten incómodos al advertir que sus mujeres les empiezan a restringir qué comprar y qué no y que ejercen este nuevo poder con placer”, comenta la especialista en detección y análisis de tendencias de la Consultora Wright Argentina, Susana Verte Campos.

La mayoría de las parejas considera que la discriminación de sexo ya no existe, pero el paso de proveedor a coproveedor aún es complejo de aceptar”, aclara.

El espacio que la mujer ha ido ganando en ámbitos antes vedados, está ayudando a que esta situación se masifique.

Para tener en cuenta:

         En varios estados de Norteamérica, las mujeres entre veinte y treinta años ganan entre un 117 por ciento y 120 por ciento más que los hombres de esa misma edad.

         Las neoyorquinas jóvenes ganan cinco mil dólares anuales más que los hombres de la misma edad.

         Las mujeres afroamericanas ganan un 91 por ciento de lo que perciben los hombres de misma condición racial.

         Las mujeres hispanas ganan un 88 por ciento de lo que perciben los hispanos varones.

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